En CFB llevamos mucho tiempo (incluso antes de que la normativa F-GAS de la Unión Europea marcara un calendario de reducción severa de los gases fluorados) trabajando en dos líneas de trabajo complementarias en favor de la desaparición de los gases hidrofluorocarbonados. La primera línea es el uso de estrategias, diseños y equipos que reducen drásticamente la cantidad de carga de estos gases en los circuitos de refrigeración, la segunda es investigar y desarrollar al máximo diseños y estrategias en base a gases naturales como el CO2 y el amoniaco (en concreto amoniaco de baja carga).

Estos gases están llamados a sustituir rápidamente los refrigerantes fluorocarbonados tradicionales y en esta línea nuestra empresa ya tiene una amplia experiencia práctica en este tipo de instalaciones que, obviamente, son más sostenibles y ecológicamente responsables que las convencionales. El amoníaco, por ejemplo, además de ser un gas presente en la naturaleza y que no daña la capa de ozono, cuenta con la ventaja de ser incoloro, pero no inoloro, con lo que tiene capacidad de auto-alarma sin añadir ningún tipo de aditivo.

Por lo que respecta al CO2, que se usa de forma subcrítica (igual que cualquier otro refrigerante) o transcrítica (cuando no se condensa, pasando de gas a líquido y generando presiones de descarga), este gas requiere menos componentes en las instalaciones que el amoníaco y su vida útil es más elevada.

Seguro que os preguntareis ¿Pero no es el CO2 el gran enemigo del medio ambiente y el causante del cambio climático? Tranquilos, al usar el CO2 como refrigerante de hecho estamos secuestrando o capturando si queréis uno de los gases responsables del efecto invernadero más importantes. Así que sí, al usar CO2 como refrigerante estamos beneficiando claramente el medio ambiente.

En CFB llevamos mucho tiempo (incluso antes de que la normativa F-GAS de la Unión Europea marcara un calendario de reducción severa de los gases fluorados) trabajando en dos líneas de trabajo complementarias en favor de la desaparición de los gases hidrofluorocarbonados. La primera línea es el uso de estrategias, diseños y equipos que reducen drásticamente la cantidad de carga de estos gases en los circuitos de refrigeración, la segunda es investigar y desarrollar al máximo diseños y estrategias en base a gases naturales como el CO2 y el amoniaco (en concreto amoniaco de baja carga).

Estos gases están llamados a sustituir rápidamente los refrigerantes fluorocarbonados tradicionales y en esta línea nuestra empresa ya tiene una amplia experiencia práctica en este tipo de instalaciones que, obviamente, son más sostenibles y ecológicamente responsables que las convencionales. El amoníaco, por ejemplo, además de ser un gas presente en la naturaleza y que no daña la capa de ozono, cuenta con la ventaja de ser incoloro, pero no inoloro, con lo que tiene capacidad de auto-alarma sin añadir ningún tipo de aditivo.

Por lo que respecta al CO2, que se usa de forma subcrítica (igual que cualquier otro refrigerante) o transcrítica (cuando no se condensa, pasando de gas a líquido y generando presiones de descarga), este gas requiere menos componentes en las instalaciones que el amoníaco y su vida útil es más elevada.

Seguro que os preguntareis ¿Pero no es el CO2 el gran enemigo del medio ambiente y el causante del cambio climático? Tranquilos, al usar el CO2 como refrigerante de hecho estamos secuestrando o capturando si queréis uno de los gases responsables del efecto invernadero más importantes. Así que sí, al usar CO2 como refrigerante estamos beneficiando claramente el medio ambiente.